En Chiriquí, tercera provincia con más altos índices de violencia en el país, hay 16 bandas, las cuales causan terror en la población.
Miguel (nombre ficticio), de 33 años, es un pandillero, con 20 años de mantenerse inmerso en el mundo de la delincuencia. Su vida ha girado en torno al robo a mano armada, tumbe de drogas y hasta homicidios.