Llega el Carnaval y con él, aparecen los primos, sobrinos, primos segundos, el hijo del tío de la abuela que hace tiempo no veían, el amigo del amigo que llega a pedir posada a las casas del interior.
Para los interioranos, especialmente los que viven en ciudades famosas por su Carnaval, esto es el pan de cada año.
No es extraño ver llegar a una casa a un chico acompañado de algunos otros con sus mochilas al hombro, sus chancletas playeras, sus bermudas y una buena guarnición de licor.