Lo había dicho antes y ¡zas!... sucedió. El tema de las redes sociales y los mensajes telefónicos deja al descubierto otro peligro que se cierne sobre nuestros adolescentes.
Antes, las invitaciones a las fiestas llegaban mediante una tarjeta que, de manera digna y respetuosa, era entregada en la puerta de la casa a los padres del muchacho o la muchacha.
Cada papá y mamá sabía que su hijo iba a un quinceaños o a una fiestecita de compañeros de escuela o de amigos.