Perdieron todo. Tremendo susto se llevó Estefana Palacio, el pasado domingo, al ver cómo las hojas de zinc y madera volaban por el fuerte vendaval que azotó la ciudad ese día.
Lo que más lamenta es que su casa de madera, ubicada en Santa Cruz, Curundú, sucumbió a los fuertes vientos, por lo que corrió despavorida a refugiarse donde un vecino.
Ayer, Palacio, en compañía de sus vecinos y funcionarios de la junta comunal de Curundú reparaban sus viviendas.





