Nadie lo quería a su lado. El conductor de un bus de la ruta Torrijos Carter-Vía España se detuvo en la parada de la Plaza 5 de Mayo para recoger pasajeros. La lluvia empezaba a caer y cuando puso en marcha el vehículo, no se percató que un indigente había abordado el bus.
El muchacho, de rasgos indígenas y ropa desgarbada, se sentó en uno de los asientos y comenzó a balancearse de un lado a otro, como si estuviera en estado etílico.