Se dice que el individuo aprende a actuar de manera progresiva. Esas actuaciones se fijan gracias al proceso de aprendizaje denominado hábitos. Con cada repetición, el acto será menos consciente y, si es repetido muy a menudo, será reflejado en una acción inconsciente.
Los hábitos orales como la succión digital, la deglución atípica y la respiración bucal pueden modificar la posición de los dientes y relación y forma de las arcadas dentarias. Los hábitos de presión interfieren en el crecimiento normal y en la función de la musculatura orofacial.