Querida Moza: Estoy pasando por un momento muy triste y desesperado en mi vida.
Hace tiempo le quería escribir, pero no me atrevía por pena a que un día mis amistades y, sobre todo mi familia, se dieran cuenta.
Soy un hombre de 40 años que siempre ha vivido bajo las faldas de sus padres.
Nunca me he casado y mis relaciones son clandestinas, pues mis padres siempre me han dominado.
Al principio me molestaba mucho, pero ya me acostumbré y es mejor porque en las ocasiones que quedo sin trabajo ellos me dan todo para que viva y salga a pasear con mi pareja.