Mañana los camposantos dejarán de ser sitios lúgubres para recibir a miles de personas que visitarán los sepulcros de sus seres amados.
Como todos los años, las coronas y ramilletes de flores reemplazarán la maleza que, durante 364 días, cubren las lápidas e impiden leer el nombre de los que en ellas reposan el sueño eterno. También el moho de las descascarilladas tumbas será cubierto con pintura fresca.