Toda persona tiene sus malos momentos, pero es necesario saber controlar el carácter. La semana pasada tuve una experiencia con una compañera del trabajo, ambas nos montamos en un mismo taxi y conversábamos de los más tranquilas, hasta que llegamos al destino de ella.
El carro no había terminado de detenerse cuando el taxista de nacionalidad extranjera, de manera muy hostil le dice a la colega que se baje del vehículo, ésta un tanto sorprendida me miró, mas no emitió juicio alguno.





