La Iglesia San Francisco de Paula, ubicada en el corazón de La Chorrera, estaba repleta de familiares, amigos y conocidos.
El dolor y la impotencia se reflejaba en cada uno de los rostros de los presentes, y ni el calor preocupaba a los cientos de chorreranos que abarrotaron la casa de Dios para darle el último adiós a Yessenia.