Esto fue lo que hizo Liliana Tuñón, de 30 años, cuando una amiga le propuso la idea de trabajar de payasita y pintacaritas en una tienda por departamentos.
Unas zapatillas Converse, una peluca, unas medias coloridas y un vestido de satín conformaban su primer disfraz, lo que más le preocupaba era agradar a los niños.