E ra una vez una corrida de sapos. El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud.
Mucha gente para vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competición. Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre, lo que más se escuchaba era: "&162;Qué pena! Esos sapos no lo van a conseguir.
Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando: "Qué pena! No lo van a conseguir".