Estaba sentada en una cama con los resortes sueltos, donde colocaba cartones y tablones para no lastimarse. Tétricamente su vestido estaba amarrado con bolsas plásticas para sostenerlo a su cuerpo.
Alrededor de ella había mucha basura y en medio de este escenario encontró un pedazo de queque de varios días, el cual no titubeó en comérselo.