"¿No dicen que se acabaron las filas? Mire esta fila", cuestionó una señora al ver la multitud de personas que estaban en una policlínica de la Caja de Seguro Social (me reservo el nombre para que no me declaren 'non grata').
Entre ellas estaba yo, que había olvidado lo tedioso que es tener que estar parada "ni garza en la laguna", esperando que avanzara una fila que iba a paso de tortuga.