Con carro particular, en diablo rojo o en metrobús, el tranque en la ciudad capital no deja de ser tedioso. Pero la tendencia es a quejarse y echarle la culpa a un cúmulo de personas que, si empezamos a enumerar, seguramente saldrá una larga lista.
Hoy escribo de esto, pues curiosamente un día cubrí una gira de salud con personal de la Fundación pro Niños de Darién y nos llevamos tremenda experiencia.
Ese día partimos de Puerto Limón hacia Membrillo y Canaán, pero antes de llegar a estos poblados nos encontramos con un tranque en el Chucunaque. &162;Que qué!





