Diez años después de la ejecución del expresidente iraquí Sadam Husein, Irak sigue dividido y sumido en el caos, con la irrupción del Estado Islámico (EI) y la operación para expulsar del país a este grupo terrorista.
Sadam fue ejecutado en la horca al amanecer del 30 de diciembre de 2006 en Bagdad, tras ser declarado culpable por un tribunal iraquí de la muerte y tortura de 148 opositores chiíes en 1982, pero también era juzgado por el "genocidio" del pueblo kurdo y otros "crímenes contra la humanidad" y "crímenes de guerra".





