Miles de peregrinos llegaron el pasado 21 de octubre a la celebración de la fiesta religiosa en la que los católicos rinden homenaje al Cristo Negro de Portobelo, pero cada uno desde su sentimiento.
Este año, como otros, no llovió, a pesar de que oscureció por un momento, lo que mantuvo el calor de los peregrinos que sudaban para llegar hasta la iglesia de San Felipe.