El presidente ruso, Vladimir Putin, le ha declarado la guerra fría a su homólogo de EE.UU., Barack Obama, y ha puesto prácticamente en suspenso las relaciones entre ambas administraciones hasta que se conozca la identidad del nuevo presidente.
Putin ya no tiene nada que hablar con Obama, a la vista de las decisiones tomadas por ambas partes en las últimas semanas, aunque nadie dice que con la próxima administración norteamericana las cosas vayan a ser más fáciles.