El terror de morir aplastado crece todos los días entre los residentes del edificio Arraiján, ubicado en el corregimiento de Calidonia, pues desde hace años viven entre pedazos de losas desprendidas y paredes que parecen estar hechas de merengue.
Allí el tiempo se detiene, pues la oscuridad del área y la humedad hacen parecer que aún siguen viviendo en 1945, fecha en que fue construido el edificio.





