La situación de los migrantes cubanos en Panamá se está saliendo de control, pues en los albergues improvisados donde actualmente están ubicados se acrecienta la necesidad de un buen plato de comida y de enseres básicos, y prácticamente duermen uno encima de otros.
En la iglesia de Santa Ana, la bondad de la pastoral católica y algunos donadores los hace mantenerse en pie, pero el encierro y la incertidumbre por no tener dinero hace que muchos se desesperen y piden al presidente de la República que los ayude a pasar la frontera, pues no quieren quedarse un día más en el país.





