Soldados del ejército y socorristas trataban de rescatar el sábado a veintenas de residentes atrapados después que un par de intensos terremotos en el sudoeste de Japón que mataron al menos a 41 personas, hirieron a unas 1.500 y dejaron a miles sin agua ni electricidad.
Se pronosticaban lluvias durante la noche, lo que amenazaba con complicar las operaciones de rescate y desencadenar más deslizamientos en pueblos rurales aislados, cuyos residentes aguardaban ser rescatados de entre los restos de casas desplomadas.