Una verdadera fiesta vivieron los cristianos ayer, en la celebración del Domingo de Ramos, que marcó el inicio de la Semana Mayor.
Todo arrancó en el parque de Santa Ana, donde el arzobispo metropolitano, José Domingo Ulloa, roció agua bendita sobre los ramos.
Luego partieron en una procesión que terminó en la iglesia San Francisco de Asís, donde monseñor Ulloa realizó la homilía.