Una fuerte réplica de 6,1 grados de magnitud registrada en la madrugada del miércoles generó pánico, provocó el llanto de niños y arrojó a cientos ecuatorianos a las calles, temerosos de que se produjeran más desastres después de que un poderoso terremoto los afectara el fin de semana.
Se trató de la réplica más fuerte desde que el sábado en la noche un movimiento telúrico de 7,8 grados de magnitud causara destrucción en varias ciudades de la costa central de Ecuador y cuya cifra de víctimas fatales asciende a 553.





