Santa Ana por muchos años ha sido un sitio con aires de antaño, y mucho de esto se debe a la cantidad de caserones antiguos que allí se ubican, algunos han sido comprados y remodelados, otros se dejan caer a pedazos producto de su degradación estructural.
Según cifras del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) del 2015, más de 3,000 panameños viven entre tablones flojos, madera podrida y baños compartidos.





