Al filo del amanecer, unos 2,700 militares brasileños de la Marina y el Ejército han tomado el control del complejo de favelas de Maré, el último gran bastión del narcotráfico en Río de Janeiro, que ya fue ocupado por la Policía militarizada sin resistencia en la madrugada del pasado domingo.
Cuando apenas pasaban unos minutos de las cinco de la mañana, hora local, los soldados y fusileros navales se apostaron en los principales accesos a Maré escoltados por tanques y blindados de la Marina.