Detenidamente observaba Diego Ortega, de 12 años, la semilla de cedro que sembraba, sonreía y con sus manos echaba tierra al hoyo, porque desea que en Panamá exista una hermosa naturaleza.
Con Diego había alrededor de 30 niños pertenecientes al primer ciclo de Tocumen, que sembraron 900 plantones en el parque natural Camino de Cruces.