Sé que no he descubierto el agua fría, pero no puedo ignorar lo terrible que está el tranque en la ciudad y, lo peor, hasta en fines de semana.
El lunes tenía que llegar más temprano de mi horario habitual para una reunión y casi colapso cuando entré al Corredor Norte y me encontré con una fila terrible. Admito que hice la de juega vivo y logré avanzar yéndome por el hombro para poder salir en la siguiente caseta, porque pagar para quedarme una hora allí no va conmigo.