Llegó el día de los cereales. No hubo chorrillero que no tuviera hoy en su desayuno un plato de cereal, pues ayer buscaban con afán su producto nutritivo para llevar a su hogar.
Desde lejos se divisaba la multitud que entre empujones y gritos hacía lo posible para retirarse con una caja del tan anhelado producto. Pásame una cajeta, que aún falto yo, gritaba una dama del populoso barrio de El Chorrillo que estaba acompañada de sus polluelos.