Después de un año en el que la Concacaf debió lavar en público la ropa sucia tras las escandalosas prácticas financieras de la previa administración, el arranque de la Copa de Oro ofrece al organismo rector del fútbol en Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, la tribuna para decir que ha hecho un viraje.
Hace tres meses, un comité de integridad ética divulgó el contenido de un extenso informe que detalló prácticas fraudulentas y de malversación administrativa durante la gestión anterior a Jack Warner y Chuck Blazer.