Una señora muy rica, que había jugado un rol muy importante en la tierra, llegó al cielo. San Pedro la recibió, la introdujo en el nuevo estilo de vida y le mostró un hermoso palacio.
"Esto aquí es la vivienda de su
empleada", pensó la señora: "Si ya mi empleada doméstica tiene una casa tan linda, ¿qué voy a recibir entonces yo?
Entonces, Pedro le mostró un ranchito miserable y le dijo: "Esta es su vivienda".
Indignada, contestó la dama: "¡Pero en esta pequeña y pobre casita yo no puedo vivir!".