Hace unos días, conocí a un joven de esos que, en sí mismos, son una lección de vida.
Es un muchacho universitario que lo tiene todo, especialmente una familia que le enseñó a ser libre con responsabilidad, como él mismo dice.
Nunca ha pasado hambre ni grandes sobresaltos. Ha vivido cómodamente y pudo seguir así, ir a la universidad, graduarse y... seguir disfrutando de la vida de oro que Dios le regaló.