Cuando se visita un país extranjero, lo primero en lo que se piensa es en la seguridad. He llegado a países donde, al abordar un taxi, su conductor me ha advertido que debo tener cuidado porque puedo ser víctima de los ladrones.
Incluso, llegué a uno donde fui advertida de no preguntar nada a los policías porque hay mucha corrupción. Eso me impactó, pero a juzgar por las noticias que daban cuenta de funcionarios que trabajaban estrechamente ligados a grupos delincuenciales, supe que la advertencia no era en vano.