Las viejas tradiciones de los pueblos son importantes y necesarias. Hay que mantenerlas. Una de ellas, los muñecos elaborados por artesanos locales que, de una forma u otra, retratan personajes que inciden en la vida nacional. Otra, sin duda, las comidas que se preparan. Tal es el caso de Atalaya.
Detrás de cada uno de esos muñecos, también conocidos como judas, existe un sentimiento de su autor, ya sea de repudio o de reconocimiento a la labor que los personajes realizan.