Con gritos y rogando a Dios que su esposo no estuviera muerto, llegó Michell Pérez a San Antonio, donde ocurrió un accidente de tránsito.
Michell se arrodilló frente al taxi con la esperanza de que el cuerpo tapado no fuera el de Eduardo Denver Romero, pero al levantar la sábana que lo cubría, solo gritó "Dios mío, mi esposo no", entonces fue levantada por miembros de la Policía Nacional.