Como si estuvieran bailando, así caminan los peatones que transitan por la vía Miguel Brostella, de El Dorado, para esquivar las aguas negras por las que quedan bañados con el paso de los carros.
El agua emana de una tubería rota hace más de dos semanas. La vía es muy concurrida y los conductores, inevitablemente, salpican de estas aguas a quien pase por allí.