El fuerte olor a humo que se sintió en el ambiente, la madrugada del sábado, alertó a Nelsa de Benítez, por lo que decidió asomarse adonde sus vecinos, y se llevó la sorpresa de que al lado de su casa dos barracas empezaban a incendiarse. Al instante salió gritando fuego, fuego, salgan.
Los moradores del caserón se despertaron, algunos trataron de salvar sus pertenencias, pero sus vidas eran primero y dejaron que todo se quemara.
Al frente del edificio en cenizas, una mujer miraba hacia la parte superior del lugar con tristeza.