Una noche, un viajero llegó a una pequeña ciudad, acompañado de un servidor y un asno cargado de mercancías.
Delante de una posada, le dijo a su servidor: ¡Vigila atentamente al asno, que yo voy a tomarme un vaso de leche!
Al entrar en la posada, vio a un grupo de sufíes cantando y bailando juntos.