Llegamos a un punto decisivo en la vida de Bethel y que hoy es uno de sus mayores orgullos. A los 20 años quedó embarazada, pero a pesar de que era mayor de edad, no dejó de ser un balde de agua fría que hizo que su mente se saturara de una avalancha de pensamientos negativos. No estaba planeado y asustaba, pero más me asustaba lo que iba a pensar mi papá, que es líder de iglesia.
Teniendo una pareja, el temor era mayor. Me entraron demasiados temores, dudé continuar con el embarazo y me arrepiento de solo haberlo pensado, porque de verdad es lo peor.





