En muchos hogares del país, es un orgullo contar con familiares que sean educadores, pues muchas veces se convierten en la esperanza de poder aliviar la pobreza que por años se ha vivido. Pero el maestro Guillermo Rodríguez, graduado de la prestigiosa Normal de Santiago, ha hecho infructuosos intentos por conseguir un nombramiento.
Guillermo y su esposa, Judith Espinosa, residentes en la comunidad de El Bongo en el distrito de Montijo, viven una cruda realidad, pese al esfuerzo por conseguir un puesto como educador, aunque sea de manera temporal.