Cansados de los diablos rojos y de sus regatas, muertes, y de usuarios que perdieron alguna extremidad, los panameños sintieron que con la entrada en operación del metrobús, estos males serían cosa del pasado.
Sin embargo, esto no ha sido del todo cierto, pues los conductores de los metrobuses, en su gran mayoría exconductores de diablos rojos, siguen haciendo sus diabluras.
Quién no recuerda uno que se estrelló en la avenida Martín Sosa y derrumbó un poste del tendido eléctrico, o del que mató a un peatón en la vía Tumba Muerto, frente a la Universidad Latina.