Entregados a Dios. Pablo Pinto sabe que el único que toma las decisiones correctas en la vida del ser humano es Dios y es por eso que con gran tristeza, pero resignado, aceptó ayer la partida de Elizabeth Pinto, una de sus hijas siamesas que nació el pasado 2 de agosto por cesárea.
Él estuvo enterado de la cirugía de separación que ayer les hicieron a las pequeñas y estaba consciente de que una de ellas tenía más probabilidades de sobrevivir, así que se encomendaron a Dios.