Todos somos un número. Así decían unos compañeros de trabajo, en una conversación que alcancé a escuchar y me dejó pensando que es una realidad.
Y es que, desde que nacemos nos dan un número, que utilizamos hasta después de nuestra muerte, sí, el número de cédula. Así mismo, tenemos nuestro número del Seguro Social, a estos se le suma que cada vez que hacemos una transacción nos dan un número o cupo para esperar a ser atendidos.
No podemos olvidar el número de placa de nuestro vehículo, el número de cuenta del banco, el de celular etc., etc.