Todo niño o niña en condición de discapacidad tiene los mismos derechos, necesidades, sentimientos, recelos y sueños que el resto de las personas.
Los padres deben entender que los demás no saben cómo tratar a su hijo y lo más saludable es educar y comprender a las personas que están alrededor, promoviendo la tolerancia, pero sin permitir la lástima hacia ellos. Eso solo ocasiona imposibilitarlos aún más e impedir su desarrollo en todas las áreas de su vida.