Ricardo Williams, dueño de la vivienda, se encontraba sumido en un profundo sueño, cuando un ruido lo hizo volver a la realidad y cuál fue su sorpresa, ramas de árbol adornaban su dormitorio.
Aún en pijamas, corrió hacia la habitación de su hijo y al ver que estaba a salvo, salieron en medio de la oscuridad a una de las calles aledañas al lugar.