Si hay algo que me molesta es ir por algún lugar, y ver a un hombre orinando en la primera esquina que se encuentra. Discúlpenme, caballeros, pero es que lo hacen como los perritos, en el primer arbusto que ven levantan la pata.
En días pasados, conversábamos unas compañeras del trabajo y salió a relucir el tema. Y es que, aunque es comprensible que tengan ganas de orinar, eso no significa que lo hagan en plena vía pública.





