El aprendizaje en la escuela requiere que los estudiantes presten atención, observen, memoricen, entiendan, establezcan metas y asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje.
Estas actividades cognitivas son imposibles sin la participación activa y el compromiso de los alumnos.
El DSM-IV-TR (2000) agrupa las dificultades de escritura bajo la denominación de Trastorno de la expresión escrita, si bien, no hace una diferencia explícita entre trastornos disgráficos y disortográficos.





