Me declaro fans de El Chavo del 8, una comedia con la que he crecido y que aún disfruto, sin embargo, hay situaciones entre los personajes que no me parecen chistosas.
Si bien es cierto el programa causa risa y es desestresante, la violencia es muy alarmante. Mi sonrisa se congela cuando sin preguntar qué paso, Doña Florinda le da tremenda cachetada o paliza a Don Ramón, ante el grito de mamáááááá y llanto de Quico. Siempre esperé que este señor detuviera la mano de su agresora.





