Unidades antinarcóticos de las Policías de Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Colombia, sentaron un precedente al desarticular una poderosa red de narcotraficantes internacionales que se dedicaba al trasiego de la droga cocaína, así como de dinero en efectivo procedente del narcotráfico y otros delitos conexos a través de estos y otros países de la región.
Se pudo conocer que la droga salía de Colombia, con destino final México y que dicha operación conjunta permitió la incautación de más de dos toneladas de droga y la detención de 55 ciudadanos.