Ellos eran Adolfo Gustavo Ortiz, de 64 años, y su esposa Dora Elisa Carvajal, de 84, quienes cada fin de semana se ubicaban fuera de una tienda del área a vender chances y billetes de lotería, por lo que eran muy conocidos y queridos por su trato amable.
Horrendo crimen
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Carolina sánchez p.