Al entrar a la casa se pudo sentir lo tétrico del lugar, en medio de un ambiente de desorden, aún permanecen las tres fosas abiertas donde enterraron a los jóvenes estudiantes.
Solo recordar qué fue lo que sucedió en el sitio causa mucha tristeza y no sé por qué no cierran esa casa o la derriban, dijo Samuel Castillo, morador del lugar.





